Atlético la Cancha 3 · Los Tenacitas 1

Desagradable partido vivido en terreno canchero correspondiente a la jornada vigesimoprimera. De esos que dan asco perder la mañana para lo que ofrecen. Con una lista larga y notable de ausencias (Dani, Miguel, Barny y Jano. El primero presente para organizar desde fuera) se presentaban los cancheros con la vuelta de Óscar y la presencia casi sobre la bocina de Andrés, que lleva un 2011 ajetreado entre lesiones y percances. En el horizonte el partido contra el Sobradiel, líder y a un sólo punto tras el tropiezo del sábado; y en primer plano los Tenacitas, equipo que ya en la ida demostró ser duro en el amplio sentido de la palabra. Comenzó el encuentro y el rival, a medida que corría el reloj, fue aumentado las revoluciones de su especialidad: tirar la piedra, esconder la mano y adoptar el rol de víctima. Bajo ese manto se sucedían las primeras embestidas contra el 10 canchero, una isla en medio del océano, mientras lidiaba con la consabida retahíla de agresión, sorpresa ante la decisión arbitral y represalia contra todo lo que se mueva. Si mala era esa actitud, más lo era la del que viene siendo árbitro habitual en nuestras mañanas, que en partidos complicados sigue una curiosa estrategia consistente en amonestar al 80% de los jugadores sobre el césped en los primeros 10 minutos para luego dejar el tarjetero apartado el resto del partido. Dirán ustedes que vaya mierda de crónica que no cuenta nada de fútbol, y yo les respondo que la primera parte fue así, sin nada de fútbol. Con La Cancha plantadísima en el verde, esperando abrir la cuenta a base de arreones y jugadas rápidas y los visitantes haciendo la guerra (nunca mejor dicho) lo "mejor" que podían. Y es que, si pudieramos diferenciar algo a Los Tenacitas de la ida de los de la vuelta, lo único que sacaríamos en limpio es que en estas semanas han perdido las pocas pinceladas que mostraban de eso que venimos a hacer domingo a domingo y que llaman fútbol, y si a un equipo de fútbol de leñeros le quitas el "fútbol" imaginen lo que queda.

Total que, tras una primera mitad campal, se reanudó el partido y en fue en esos primeros minutos cuando La Cancha pareció encontrar algo más de lucidez, aunque los balones en largo a Il Capitano seguían siendo la base del guión (y la posterior tarascada), también afloraban ciertos brotes en las botas de Óscar y Roge que poco a poco iban declinando la balanza del lado de los que sí querían jugar. En esas apareció Andrés para desatascar a los suyos con un disparo "made in Rancho", duro, raso, de largo recorrido, que abrió el marcador al colarse pegadito pegadito a la cepa del palo.

Kia!!

A partir de ahí el partido siguió la lógica que tenía que seguir con esos ingredientes: a La Cancha el partido se le hizo cuesta abajo y a los que no saben jugar, cuesta arriba. Con el rival apremiado por la necesidad se aprovechó Alberto para vivir más libre, aunque no menos vapuleado. Mientras, el árbitro daba vía libre en un partido en el que jugadores cancheros con 1 falta técnica en todo el partido (Andrés) cargaban con las mismas tarjetas que algunos visitantes con entradas pasadísimas de rosca a los tobillos jugada sí jugada también (dorsal 4); y para rematar, Roge veía la segunda tarjeta amarilla del partido sin consecuencia alguna (!?). Y llegó el lío en forma de balón dividido. Roge saltó y el portero también. Éste último se hizo con la bola pero no todo lo cómodo que quería, se volvió loco corriendo a por el árbitro y lógicamente acabó de camino al vestuario esgrimiendo sabios conocimientos como "aunque no me toque también es falta" o mi favorita entre las favoritas en un campo de fútbol: "yo mañana trabajo". Estos jornaleros no aprenderán nunca… Y es que los demás somos accionistas mayoritarios de Microsoft y no nos importa que nos den codazos en cada balón dividido, nos pisen los tobillos o nos arrollen con las dos piernas por delante la rodilla de apoyo. Entre dimes y diretes vino Óscar a clavar la falta en el palo largo y poner distancia de por medio.

Quedaban 5 minutos por delante, que se convirtieron más en 10 minutos que 300 segundos, curiosidades de la vida, y dieron para que acortaran en una jugada batiburrillo y para que de nuevo Óscar los pusiera en su sitio con un centro-chut raso que acabó rebotado para llegar al fondo de la red en el que más se lo merecía, ya que a esas alturas nadie se explicaba que siguiera jugando después de su continua "exhibición". Final del partido y una desconcertante ristra de halagos, reconocimientos y disculpas por parte de los visitantes que no hacen sino dejarnos con la duda de que si esta gente realmente piensa que esto era a lo que veníamos. Ver para creer. La próxima jornada, la vida.

Yo también he trabajado hoy.