Biografías NO autorizadas. Hoy: Jano

Navidad de 1985, Javier Guillén y Encarna Beltrán pasean por el, en aquella década, incipiente barrio del Actur, cuando la margen izquierda de Zaragoza se reduce al viejo Arrabal y a algunos bloques de pisos aislados. Cuando están al lado del edificio Ducados en el que residen algo sobrenatural va a ocurrir; un luz celestial pasa por encima de sus cabezas a toda velocidad con dirección oblicua y directa hacia el suelo. Antes de que la pareja reaccione se oye una fuerte explosión que desencadena una fuerte onda expansiva que tira a los dos al suelo.

—¡Encarna! —dice Javier todavía asustado.

—¡¡Encan-na de noche para todos los amigos de España!! —le contesta su esposa.

—Déjate de bromas y vamos a ver qué era eso —replica Javier muy seriamente.

Al acercarse al punto exacto del impacto, Javier y Encarna verán algo que cambiarán sus vidas, un proyectil ha llegado al Parque del Actur. Cuando parecen no salir de su asombro, del interior de la cápsula salen los llantos de un bebé de apenas un mes con cabellos rubios y un pergamino en su mano que recita:

"Soy Alejandro Jano, provengo del planeta Ario, el cual está siendo sometido al acoso de los viajeros espaciales inmigrantes; ecuatorianos galácticos y pakistanís cósmicos han invadido nuestro planeta. Mis verdaderos padres saben que, en el futuro, vuestro planeta sufrirá los mismos daños y por esto me envían. En definitiva, soy el elegido. Ahora bien lo único que os pido son dos cosas:

1) No me hagáis repetir las cosas… ¡No me gusta!

2) Para mi cumpleaños no me regaléis libros de leer, prefiero revistas con alguna chavala terrestre."

Encarna y Javier fueron a la farmacia y compraron una papilla Nutribén que no cuajó en el mercado "Cordero+pollo+salsa de yogur". Sin embargo, ellos copiaron la receta y se la administraron hasta los 12 años. Así, Alejandro Jano creció sano y fuerte…

El resto ya lo conocéis amigos.